miércoles, 28 de diciembre de 2011

Juan Eduardo Hohberg, el goleador que volvió de la muerte

Nacido en el pueblo argentino de Alejo Ledesma, en la provincia de Córdoba, el 19 de junio de 1926, este hombre de apellido y fuerza en el campo de juego, heredados ambos por parte de su padre, un trabajador del campo alemán, fue un destacado delantero que supo brillar en el fútbol sudamericano, y que, representando a su tierra por elección, Uruguay, protagonizó una de las imágenes más escalofriantes que se recuerdan de las Copas del Mundo.

Como la mayoría de los jóvenes que por ese entonces querían dedicarse, aunque no sea profesionalmente al fútbol, Hohberg encontró su lugar en el mundo en las divisiones juveniles del club Central Córdoba de Rosario, donde curiosamente comenzó desempeñándose como portero, y para colmo, siendo suplente en varios de los campeonatos de menores que se llevaban a cabo en las afueras de la ciudad.

Justamente en uno de estos partidos, faltó uno de sus compañeros y no le quedó más remedio que jugar como centrodelantero, teniendo la suerte de convertir dos goles y siendo la figura del enfrentamiento. Fue así que desde la sexta división hasta la segunda, reserva, continuó en este rol de atacante, logrando hacerse un nombre a nivel local, y teniendo la oportunidad de pasar a uno de los grandes del interior argentino, Rosario Central, en 1947.

Luego de 31 goles anotados en 51 presentaciones con el conjunto “canalla”, a mediados del año siguiente fue transferido a Peñarol de Uruguay, donde se convirtió en un verdadero ídolo del club, llegando a brillar durante once temporadas, en las que llegó a anotar 95 goles, en un campeonato que para ese entonces era de los más duros de América. El pase no fue casualidad, a los “manyas” les había hecho dos goles en un amistoso pocos meses antes.

Fue tal el arraigo que le produjo el suelo uruguayo, que a los pocos años de haberse asentado en aquellos lares, y en el corazón de los hinchas del “carbonero”, obtuvo la ciudadanía que le permitiría comenzar a formar parte de las convocatorias “charrúas”. En este contexto favorecedor, comenzó a formar parte de la selección de Uruguay en los amistosos previos al Mundial de Suiza 1954, en los que la “celeste” aún ostentaba el campeonato del mundo.

Una vez llegada la cita en territorio europeo, los sudamericanos viajaron como uno de los grandes candidatos al título, seguramente ostentando ese escalafón con el impresionante equipo de Hungría que tenía a Puskas y Kocsis, entre otros. Los uruguayos fueron alineados en el Grupo C junto a Austria, Checoslovaquia y Escocia, ganando la zona con facilidad, luego de superar a Escocia por 7 a 0 y Checoslovaquia por 2 a 0.

No obstante, en esa primera ronda, Hohberg se mantenía como suplente, ya que el entrenador Juan López prefería en el ataque a futbolistas como Óscar Míguez, Juan Alberto Schiaffino, Carlos Borges y Julio Abbadie, que además habían tenido excepcionales actuaciones hasta el momento. Sin embargo, luego del claro triunfo de los uruguayos ante Inglaterra, en los cuartos de final por 4 a 2, las lesiones de Míguez y Abbadie se presentarían en la concentración campeona del mundo.

La titularidad de Hohberg se planteaba casi una opción ineludible, a pesar de que los fanáticos lo veían algo tosco en comparación a los habituales futbolistas consagrados que representaban al país, y sobre todo en consideración de sus siguientes rivales, ni más ni menos que los “magníficos magiares” húngaros.

El encuentro comenzó muy desfavorable a los uruguayos, que se pusieron abajo por 2 a 0 a los pocos minutos, debido a las anotaciones de Czibor y Hidegkuti. Sin embargo, promediando la segunda etapa, y aunque los europeos habían demostrado su evidente superioridad, Hohberg apareció para descontar, a los 75 minutos de juego, y luego, cuando el encuentro comenzaba a morirse, igualó a los 86.

La historia cuenta que, al festejar la segunda conquista, Hohberg fue aplastado hasta tal punto por sus compañeros visiblemente emocionados, que tuvo un paro cardíaco en pleno terreno de juego. Alertado por los propios futbolistas, el kinesiólogo uruguayo Carlos Abate acudió a atenderlo. Rápidamente, le administró una dosis de coramina por la boca, y con unos pequeños ejercicios de reanimación logró traerlo de vuelta a la vida.

Sin embargo, y aunque terminó el tiempo reglamentario en cancha, al prepararse la primera parte de la prórroga, y sin cambios disponibles, admitió que no estaba aún en condiciones físicas, y Uruguay saltó al campo con diez hombres. A los pocos minutos, y a pesar de que le era desaconsejado, Hohberg ingresó por sus propios medios al encuentro, aunque no puedo evitar dos goles húngaros en la segunda prórroga, de Kocsis, que dieron fin a su sueño mundialista.

Como despedida de una competencia que le había hecho famoso ante todo el mundo, y en la que estuvo cerca de conocer no sólo el final de su carrera sino también el de su existencia, logró anotar otro gol en el encuentro por el tercer puesto, en este caso frente a Austria, logrando la igualdad parcial en lo que terminaría siendo una derrota por 3 a 1.

A su vuelta a Uruguay, y habiendo ganado también el respeto de los demás hinchas que no eran de Peñarol, tuvo un accidente de autos que lo alejó de las canchas, motivo por el que le costó hasta 1958 recobrar su nivel de antaño. Al año siguiente, ya cansado de no tener los minutos de juego que pretendía, aceptó una oferta de Racing de Montevideo, dejando entonces Peñarol luego de seis títulos a nivel local y la Copa Libertadores de 1960.

En Racing jugó apenas seis partidos, aunque logró convertir tres goles, pero luego de algunas desavenencias, se marchó finalmente hacia Colombia, y para ser más precisos, al Cúcuta Deportivo, en el que jugó en 1961, anotando 19 goles en 37 encuentro, y siendo muy reconocido por su vigencia y profesionalismo.

Cuando se retiró, al finalizar esa temporada del fútbol colombiano, decidió quedarse en esas tierras, para seguir ligado al medio, y a los tres años, le llegó una interesante propuesta para entrenar a Atlético Nacional de Medellín, en el que tuvo éxito pero sin lograr títulos. Luego de esa experiencia positiva, tuvo que esperar hasta 1969, cuando le llegó el llamado, ni más ni menos, de la selección de Uruguay, que se preparaba para el Mundial de México al año siguiente.

Hay que destacar, igualmente, que en este período intermedio, Hohberg dirigió a varios equipos, pero por muy poco tiempo y con resultados bastante irregulares. Entre ellos se encontraban Panathinaikos de Grecia, Racing de Montevideo, Rampla Juniors, Bella Vista y Peñarol, e incluso un paso de pocos meses por su archirrival Nacional.

Ya en la Copa del Mundo, Uruguay fue alineado en el Grupo B junto a Italia, Suecia e Israel, y a pesar de caer ante los escandinavos al cierre del mismo, la victoria frente a Israel y el empate contra Italia fueron suficientes para pasar de ronda en la segunda ubicación. En cuartos, Uruguay venció a la Unión Soviética por 1 a 0, pero caería 3 a 1 ante la impresionante selección de Brasil de ese Mundial, terminando finalmente en el cuarto puesto, al ser derrotado también por Alemania Federal en el partido por el tercer puesto, en este caso 1 a 0.

Luego de ello, y tras un tiempo sin entrenar, Hohberg fue llamado por el fútbol peruano, y más concretamente por Universitario, con el que se consagró campeón en 1974. Sus buenas actuaciones allí le valieron ser contratado luego por Alianza Lima, otro de los grandes del país, con el que fue bicampeón, en 1977 y 1978, siendo uno de los técnicos mejor considerados de Perú.

En los años posteriores no obtuvo más consagraciones, aunque entrenó a Deportivo Municipal y Juan Aurich, ambos también de Perú, Emelec y Liga de Quito de Ecuador, y el conjunto mexicano de Atlético Español. En esos meses, también dirigió, de forma interina, a la selección de Uruguay que preparaba las eliminatorias para el Mundial de 1978.

Sin embargo, luego de esa experiencia, decidió retirarse de la dirección técnica para radicarse con su familia en Perú, donde era muy reconocido, y vivió allí hasta 1996, cuando su corazón, que había querido detenerse 42 años antes, en el césped del Estadio Olímpico de La Pontaise de Suiza, le dijo finalmente basta.


Fuentes - [Wikipedia - El Quinto Árbitro - Fútbol Show - Perfil - Es Fútbol - Fútbol Perdido en el Mundo]

3 comentarios:

  1. Y estás vos también agregado, un abrazo grande!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Mira vos, interesante historia. Igual de interesante que el sitio, muchas felicitaciones y agradecimientos por colgar estos relatos tan atrapantes. Saludos !

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